La materia prima con la que se fabrica la cerámica es la arcilla. Esta es un elemento mineral que se encuentra en forma de bancos en zonas aluviales y tiene muy variadas características geológicas y químicas ya que está compuesto de un conglomerado de minerales y muy pocas veces se presenta puro. Esta variación en sus propiedades químicas será esencial en el proceso de fabricación de la cerámica y en su resultado final y hacen que cada fuente de este material sea única e irrepetible.
La composición mineralógica de las arcillas varía según la naturaleza de la roca de origen y de las modalidades de descomposición y depósito. Desde su lugar de formación primario - la roca madre - hasta el lugar en que la recoge el ceramista, las arcillas han ido incorporando a través de su atareada vida de arrastres, redeposiciones e inclemencias climáticas, una serie de elementos mineralógicos microscópicos que son como sus huellas digitales, y que permiten su identificación precisa. Abundando en esto, aunque algunas arcillas contienen materiales no plásticos de manera natural, otras necesitan para su manipulación que el ceramista añada otros elementos como arena, cenizas, conchas o cerámica molidas, vegetales machacados etc. que actúen como desgrasantes o antiplásticos, haciéndola menos pegajosa para trabajar y facilitando la salida del agua durante la cocción, con lo que se evitan agrietamientos al reducirse el volumen de la pieza.
Los elementos antiplásticos o desgrasantes más comunes que se mezclan a la arcilla los podemos dividir en tres grupos:
Vegetales: raíces, semillas o algas. Al ser partículas orgánicas finas aumentan la plasticidad de la arcilla; al quemarse durante la cocción, se convierten en carbón y ennegrecen la pasta y la superficie, y aminoran la impermeabilidad. Al quemarse, las partículas añadidas crean una porosidad que ayuda a la resistencia de las ollas a los golpes.
Animales: concha molida o huesos fragmentados.
Minerales: arena , pedazos de cuarzo, piedras. También se usa cerámica cocida molida.
Las principales técnicas para estudiar la composición de las cerámicas arqueológicas son la Espectrometría de Absorción Atómica (AAS) , el Análisis de Activación Neutrónica (NAA) , la Espectrometría de Emisión Óptica (OES) y la Fluorescencia de Rayos X (XRF).
Luego, a estos datos se les pueden aplicar técnicas estadísticas multivariantes. De esta forma, por ejemplo, es posible discriminar diversas fuentes de origen de la arcilla en función de la composición de la pasta de los fragmentos cerámicos de un yacimiento, pudiendo siempre comparar la composición de su pasta con bancos de datos de este material para fijar su procedencia.
Volvíendo a las técnicas de análisis físico-químico, el grado de transformación de los minerales en la muestra, nos indica también otros detalles tecnológicos, como puede ser su temperatura de cocción, que junto con la identificación del desgrasante, nos habla de su tecnología de fabricación y del posible uso que pensaba darse a la vasija. El examen directo de la vasija en busca de huellas de manufactura, el color final de la pasta, su acabado de superficie y las técnicas de decoración, completan nuestro conocimiento del desarrollo tecnológico del grupo que elaboraba las vasijas.
Estos desgrasantes son elecciones culturales del alfarero que pueden señalarnos hacia determinado alfar. Gracias las cualidades de la arcilla y al empleo de distintas técnicas de análisis podemos averiguar la composición de las cerámicas y rastrear su lugar de procedencia. Para el estudio de este ADN de las cerámicas se emplean dos tipos de análisis: el petrográfico, con el examen de una lámina delgada (0,03 mm de espesor), para identificar los minerales presentes siguiendo los estándares de la microscopia óptica, o bien los análisis de composición, que nos ofrecen resultados cuantitativos, y se expresan según el porcentaje de los distintos elementos presentes en la muestra, que, reducida a polvo finísimo, se introduce en el analizador.
Existen varias técnicas o modos de manufactura: modelado, moldeado, unión de elementos y torneado. Estas técnicas las podemos encontrar como único modo de manufactura o combinadas entre si para formar una pieza. El modelado consiste en la elaboración de la pieza a partir de una pella de arcilla que se trabaja con las manos, mediante comprensión digital, alisándose posteriormente las paredes. El plato o torno alfarero pudo usarse como instrumento de apoyo para conseguir la rotación necesaria a la hora de elaborar la pieza.
El moldeado es una técnica de manufactura por medio de la cual se reproducen objetos idénticos mediante la presión, o el colocado de la pasta arcillosa en un molde, del que se separará una vez que la arcilla esté endurecida. Este molde solía ser una pieza ya manufacturada, aunque también se utilizaron otro tipo de objetos como el mate (la calabaza). Los moldes podían ser bivalvos o únicos para una o varias partes de la pieza , pudiéndose combinar distintas técnicas.
La técnica basada en la unión de elementos tiene diversas variantes. El enrollado consiste en armar la pieza con rollos de arcilla de espesor y diámetro uniforme (5-10 cm.) y de largo variable, según el tamaño de la pieza. Los rollos se disponen en espiral, uno sobre otro y luego son alisados. Se suele combinar con otras técnicas para completar la pieza.
El paleteado es una técnica usada para confeccionar cántaros grandes de cerámica, con la ayuda de una paleta de cerámica ó de madera y una piedra. Con la piedra en el lado interno y la paleta al lado externo se extendían las paredes que en éstas piezas suelen tener de 3 a 5 cm. de espesor.
Finalmente, el torneado es la técnica en la que se elabora una pieza cerámica utilizando una base giratoria montada sobre un eje. Esta técnica no se empleó en la América prehispánica.
El color final de la pasta dependerá del tipo de cocción que reciba la pieza. La cocción puede ser en una atmósfera oxidante, como la cocción o el horno abierto o en una atmósfera reductora en hornos sellados . En el primer caso, existe en el ambiente más oxígeno que el requerido para la combustión y en contacto con la arcilla provoca reacciones de oxidación creando pasta de tonos rojizos ; en el segundo, al no permitirse la entrada de oxígeno ambiental, el combustible que alimenta el horno genera un humo que se impregna en la arcilla, lo que resulta en pastas oscuras (tonos marrón oscuro-gris-negro).
En muchos lugares del área andina, por ejemplo en Ancash, la cocción suele ser al aire libre , y con frecuencia de noche, con el fin de observar mejor el fuego, ya que la pericia está en impedir que la llama salga afuera, y en controlar que las vasijas se calienten gradualmente para evitar las roturas por los cambios bruscos de temperatura. Los combustibles son estiércol, guano o ascuas de madera para el lecho sobre el que se colocan apiñadas las vasijas, y paja verde o palos para cubrirlas.
El aspecto final de la arcilla lo determinan lo que llamamos tratamientos de superficie. El alisado se lleva a cabo con un abrasivo, hojas de plantas, cortezas o incluso la mano, mojándolos y frotándolos alternativamente contra el objeto para eliminar las imperfecciones e irregularidades de la superficie del objeto.
La técnica del pulido también consiste en frotar la pieza cerámica con un instrumento antes de su cocción , con el fin de obtener un aspecto liso y brillante. El pulido se clasifica atendiendo al instrumento pulidor, o bien al resultado obtenido (por ejemplo: pulido con guijarro, o pulido en líneas).
El bruñido es una clase especial de pulido en el que la pieza adquiere un aspecto brillante, una vez sometida a un pulimento intenso y uniforme. El frotamiento se realiza generalmente con un objeto blando y sin alteraciones de superficie (como puede ser el cuero) sobre la pasta casi seca. Cuando el efecto es muy logrado se llama "bruñido de espejo". Si el efecto es discontinuo o en partes se habla de "líneas de bruñido" o "bruñido zonal".
El raspado da un aspecto granuloso o rugoso a la superficie de un objeto cerámico, raspándolo cuando está casi seco. Esta operación se puede efectuar igualmente sobre una superficie alisada o pulida para obtener un efecto de contraste.
Uno de los tratamientos más frecuentes es el engobado en el que se recubre, antes de la cocción, la totalidad o una parte de la superficie del objeto cerámico, con un revestimiento de naturaleza arcillosa que se llama engobe. Tiene el fin primordial de cubrir las pequeñas fallas en el material y disminuir la porosidad. Es posible añadir un pigmento colorante al engobe con el fin de modificar el color de la pieza.
Por último, habría que hablar de las diferentes técnicas de decoración en el proceso de elaboración de una pieza cerámica. La técnica decorativa más temprana, y más sencilla, es incisión , que consiste en realizar los diseños deseados mediante cortes, líneas o rayas en la superficie. Se realiza antes cocción mediante la aplicación corrida de un instrumento cortante de punta fina,lo que suele dejar ciertas rebabas en los bordes de las líneas de incisión.
En el grabado las incisiones se realizan en la superficie, una vez endurecida la pasta, utilizando generalmente un instrumento punzante o cortante. Se detecta por el ligero descascarillamiento de los márgenes de la incisión.
La excisión consiste en retirar parte de la pasta de la superficie del objeto cerámico, cuando la arcilla es aun maleable, con el fin de obtener un diseño plano contrastado.
La técnica de la impresión se basa en la presión de un elemento sobre la arcilla aún fresca, con el fin de dejar marcada la impronta que se corresponde con el motivo decorativo. Hay impresión de textiles, vegetales, dedos, conchas, uñas, etc.
El pastillaje consiste en agregar piezas de barro, a la superficie lisa de la vasija u objeto. Éstas a su vez pueden ser a su vez decoradas mediante otras técnicas.
El modelado decorativo es la acción de decorar una pieza cerámica modificando el relieve de la arcilla plástica por desplazamiento de la materia. El modelado puede afectar el espesor total de la pared (bordes, pellizcados, ondulados) o solamente la superficie.
La técnica decorativa del moldeado consiste en ornamentar una cerámica mientras la pasta está aun húmeda, mediante la presión de un molde que lleva el diseño deseado en hueco o relieve. También se puede dar forma, o colar, con ayuda de un molde un elemento decorativo aplicado.
Por último, en la decoración pintada se aplica, de manera total o parcial, un pigmentosobre la superficie de un objeto de cerámica. Los arqueólogos distinguen tres modalidades: La pintura pre-cocción , en la que soluciones de colores minerales se aplican antes de cocer la pieza,la pintura post-cocción , que como su nombre indica se aplica una vez cocida la vasija, y está generalmente reservada para los pigmentos de origen orgánico, que son los más sensibles al calor, y la pintura negativa , en la que mediante la aplicación de arcilla u otros productos, que se puedan retirar fácilmente, en determinadas partes de la superficie de la pieza, se reservan zonas en las que no entra el pigmento, dando como resultado un diseño en negativo. Es muy frecuente que esto se consiga sometiendo a la pieza a un proceso de ahumado: Las partes reservadas conservan el color del fondo, mientras que el resto de la pieza se ennegrece gracias a la acción del humo del horno durante la cocción.
Como hemos visto, estudiando los objetos cerámicos podemos conocer algo de la tecnología implicada en su elaboración, pero estos objetos, ya sean vasijas, figuritas, ocarinas, torteros, etc. nos brindan también información relevante a cerca de otros muchos aspectos de la sociedad que los elaboró - especialmente si conocemos su contexto de uso - como son el grado de complejidad social, las creencias religiosas, la cronología, o el entorno natural de esos pueblos.
Por poner algunos ejemplos. Podemos obtener información de algunos otros objetos, que por su materia prima perecedera, no se conservan tan bien como la cerámica, como es el caso de los textiles. Algunas técnicas de elaboración de las piezas implican el uso de telas, que de manera sistemática o casual dejan su huella en la arcilla. Este es el caso de la figurita Tachina Hueco nš 51-4 , recuperada en el yacimiento E-126 La Cantera, y de clara filiación Chorrera, la cual presenta una impronta textil en la parte frontal de su interior. El yacimiento E-126 se encuentra en Ecuador, en la margen derecha del río Esmeraldas, una zona climática de bosque tropical que no permite la conservación de textiles.
Cuando los textiles se conservan como una impresión sólo es posible obtener información sobre la estructura de la fibra y del tejido, pero esto es mejor que nada. Estas impresiones en cerámica son sólo imágenes negativas de la estructura original del textil, por lo que es necesario sacar un molde en positivo para poder analizarlas correctamente. Sabemos ahora -entre otras cosas - que el textil que produjo la impronta de la figurita citada era un tejido llano, con dos hilos en la trama y uno en la urdimbre, y que el hilo era sencillo, bastante regular y de 0.4 mm de grosor.
En otro orden de cosas, la fabricación en serie de las piezas cerámicas nos puede estar indicando la existencia un grupo de artesanos especializados, frente a la manufactura en un ámbito doméstico , o bien, la calidad del objeto se puede relacionar con la exclusividad de su uso, ya sea ritual o social.
También realizando un estudio iconográfico de las piezas y sus decoraciones es posible inferir algunos aspectos políticos, sociales y religiosos, como la estratificación social o el panteón de deidades. Con frecuencia, las figuras antropomorfas representan a individuos de alto status, lo que se refleja en su indumentaria. Orejeras, narigueras, tocados ,e incluso deformaciones craneales identifican socialmente a estos individuos dentro de la más alta categoría. Otras figuras nos muestran divinidades, personajes divinizados, o transformaciones chamánicas.
Estas mismas iconografías nos presentan en ocasiones motivos vegetales o animales que nos dan a conocer el entorno ambiental del grupo humano que produjo los objetos.
Finalmente, y solo citarlo, ya que hablar del uso de las tipologías cerámicas en arqueología nos llevaría demasiado lejos. Los arqueólogos utilizan los distintos tipos cerámicos para establecer secuencias temporales de uso de determinadas formas de vajisas, objetos o decoraciones con el fin de obtener cronología relativa.