En el antiguo territorio de Paracas, y extendiéndose por los valles de Chincha, Pisco, Ica, Nazca y Acán floreció la cultura Nazca entre 100 y 800 d.C.
Su economía estaba basada en la agricultura de regadío –por lo que se ejecutaron numerosas obras hidráulicas -, la pesca y la ganadería. El comercio y la guerra también ocupan un lugar destacado.
Bajo una rígida estratificación social, sus habitantes crearon poblados junto a la línea de costa, que posteriormente fueron abandonados por la desertización creciente de la zona. El centro ceremonial más conocido es Cahuachi con grandes construcciones públicas.
El estilo cerámico nazca tiene varias etapas –transicional paracas-nazca, dos fases de florecimiento II y III, y otra tardía IV- que se subdividen en varias fases. Las formas son muy variadas, predominando las suaves superficies curvas sobre las que los dibujos, grabados o pintados, tendrán como protagonista el color. Iconográficamente predomina un estilo geométrico, otro naturista y otro simbólico. Abundan así mismo los tejidos y el trabajo en metal con láminas de cobre, plata y oro.
De especial importancia
resultan los geoglifos dibujados en esta área. Se trata de diseños
geométricos o figuras de animales –monos, pájaros, arañas,
etc.…- conseguidos retirando las piedras que cubren el suelo original
del desierto, para dejar al descubierto una línea de coloración
más clara y de un tamaño tan grande que solo puede contemplarse
por completo desde el aire. Hay diferentes interpretaciones al respecto, aunque
la opinión más difundida es que son un gigantesco zodiaco para
ayudar a los sacerdotes en sus observaciones astronómicas tendentes a
fijar el calendario de las actividades agrícolas.