Los pastos en el período inmediatamente anterior a la llegada de los españoles se localizaban en la sierra andina a ambos lados de la actual frontera colombo-ecuatoriana, y se identifican arqueológicamente con los complejos cerámicos Calpulí, Piartal, Tuza y Cuasmal.
El estilo Capulí es de gran homogeneidad en estilos, técnicas y formas, predominando la decoración de pintura negativa negro sobre rojo y los diseños geométricos. Las formas más abundantes fueron las ollas globulares, figuras femeninas y masculinas y los “coqueros”. En los estilos Tuza y Piartal se utilizaron arcillas caolinitícas, por lo que se cree que fueron variedades locales. Los platos y las vasijas globulares fueron los tipos más habituales, con decoraciones en pintura negativa y positiva, en las que se narraban escenas de la vida cotidiana y se representaron animales del entorno, con diseños en negro y rojo sobre fondo blanco.
La metalurgia de estos
grupos fue de gran técnica y belleza. Utilizaron como materiales el oro,
plata, platino cobre y tumbaga y como técnicas la fundición por
cera perdida, laminado, martillado, repujado, alambrado y soldadura. Combinaron
los tonos mates y brillantes a través del raspado y bruñido y
los diferentes colores de los materiales.