Se les llamó taínos a los aborígenes que habitaban parte de las islas de Puerto Rico, Cuba y Santo Domingo a la llegada de los españoles. Es muy probable que su origen se sitúe en el sur de Santo Domingo y que de allí se extendieran hacia occidente y oriente llegando a las Islas Vírgenes, Puerto Rico, este de Cuba, Bahamas y Jamaica.
Su organización social estaba basada en cacicazgos, ostentado el cacique no sólo el poder político, sino también el religioso. Las actividades de subsistencia de los taínos eran la agricultura, la caza y la recolección de frutos silvestres. En cuanto a la agricultura, actividad propia de la mujer, desarrollaron algunas técnicas como el cultivo en montículos formados con tierra rica en desechos, utilizando la basura como abono, o las plantaciones ocasionales en zonas de desbordamiento de los ríos. Sus cultivos principales fueron yuca, maíz, yantía, mapuey, maní y frutales como piña, papaya, guayaba... El hombre se dedicaba a la caza, la recolección y las actividades rituales también eran exclusivas de este sexo. Los taínos practicaban una religión animista, prestando culto a los cemís o cemíes, las representaciones materiales de los dioses. Utilizaron las cavernas y cuevas como centros ceremoniales.
Elaboraron una fina cerámica
para fines rituales y funerarios, además de dómesticos. Fabricaron
también gran cantidad de idolillos y amuletos en piedra, madera, concha
y hueso, ya que eran magníficos talladores. En cestería destacan
dos objetos, la hamaca y el macuto. Son famosas sus pinturas ruprestes.