Algunas arcillas contienen materiales no plásticos de manera natural, otras necesitan para su manipulación que el ceramista añada otros elementos como arena, cenizas, conchas o cerámica molidas, vegetales machacados etc. que actúen como desgrasantes o antiplásticos, haciéndola menos pegajosa para trabajar y facilitando la salida del agua durante la cocción, con lo que se evitan agrietamientos al reducirse el volumen de la pieza.
Estos desgrasantes son elecciones culturales del alfarero.