Fuentes escritas que no tienen por qué ser las tradicionalmente utilizadas por el historiador y si se utilizan, éstas deben ser tratadas y analizadas de forma diferente.
Son especialmente importantes los textos que tienen un contenido lingüístico, geográfico o etnográfico.
Con un carácter complementario, en determinadas circunstancias y bajo ciertos condicionantes, se puede disponer de los datos que proporciona la arqueología.
Todas ellas son fuentes escritas sobre las culturas en estudio que no tienen por qué ser –y aquí radica la diferencia con la investigación histórica tradicional- elaboradas por los sujetos que se estudian ni contemporáneas al tiempo que se estudia.