En la Colecciones de Arqueología y Etnografía de América del Departamento de Historia de América II, Universidad Complutense de Madrid, se puede consultar una limitada pero interesante cantidad de instrumentos musicales procedentes de distintas culturas presentes y pasadas de Centro y Sudamérica, junto con otras piezas que permiten su contextualización.
Proponemos aquí hacer un recorrido por esos instrumentos musicales, para conocer algunos aspectos de quiénes los produjeron y utilizaron, de dónde provienen, cómo fueron realizados y, por qué no, qué problemas arqueológicos y etnográficos presentan a los investigadores.
En nuestro recorrido, atravesaremos América en sentido norte-sur a través de la espina dorsal que forman los Andes , desviándonos un poco para adentrarnos en la prolífica Amazonía , un área rica en tradiciones culturales aún presentes. En algunos sitios nos detendremos un poco más ya que el origen más o menos azaroso de estas Colecciones de Arqueología y Etnografía hizo que los hallazgos y recolecciones se concentraran en algunas zonas concretas.
Los pueblos de Centro y Sudamérica siempre han sido diversos y pluralistas, así también lo fueron y son sus estilos musicales y los instrumentos para ejecutarlos. Cuando una persona hace música para sí misma nunca esta completamente sola: un familiar, un amigo o un miembro de la comunidad está siempre escuchando, disfrutando, llorando o cantando junto a ella. Cuando la música tiene por destinatario a Dios o a los dioses, es poco frecuente que se ejecute en forma individual: la gente escucha, aprende las canciones y las interpreta, quizás como rezos o pensamientos espirituales.
Como toda manifestación cultural, los instrumentos musicales forman parte del repertorio del patrimonio de una sociedad, ya sea pasada o presente. Además, al ser constitutivos de esa enorme red que es la cultura, están contextualizados en los demás objetos que se produjeron en su momento. Ello hace que aporten una gran cantidad de conocimiento sobre quiénes los utilizaron, ya sea en su aspecto cotidiano o simbólico.
A veces podemos adentrarnos en cierta profundidad temporal con la ayuda de los hallazgos arqueológicos; pero, especialmente donde ello no sea posible, trataremos de recordar que las tierras americanas ocultan sonidos musicales que aún no hemos descubierto o que ya han pasado a formar parte de la fértil Pacha Mama debido a su naturaleza orgánica o frágil.
Probablemente todas las antiguas culturas de Sudamérica hayan utilizado la música con fines religiosos y sociales. Muchas de ellas utilizaban instrumentos musicales con fines rítmicos o melódicos o como acompañamiento de sonidos vocales o danza. Con la arqueología es posible ver (y escuchar) algunos de los instrumentos musicales de los pueblos antiguos ya que se han hallado varios de ellos en tumbas, templos y otros sitios. Es posible ver cómo los instrumentos musicales pudieron haber sido utilizados, combinados con otros y para qué actividades fueron utilizados, como bailar, realizar sacrificios, curar, desfilar, cazar, etc.
Entre el 200 AC y el 500 AD en las acantiladas costas de México centro-occidental mapa de América vivieron algunas de las primeras culturas que produjeron instrumentos musicales y representaciones de actuaciones musicales, fundamentalmente en soportes de arcilla cocida. Estos artefactos , enterrados en tumbas, probablemente fueron propiedad de una élite religiosa de shamanes y gobernantes. Los instrumentos incluían varios idiófonos , cuerpos de membranófonos y aerófonos como las flautas de arcilla, flautas de pan y trompetas de concha . En México central se encontraron instrumentos similares además de flautas tubulares más elaboradas con representaciones de flores o quizás del sol en el extremo distal .
Antiguas flautas de múltiples conductos, similares a las flautas actuales, se han descubierto en otras partes de México y en Guatemala . Su existencia sugiere que se utilizaron una diversidad de tonos musicales en México y América Central , aunque es discutible la posibilidad de que se haya utilizado la polifonía ya que dichos instrumentos no se utilizaron en la zona en tiempos históricos. Sin embargo, sí hay en la actualidad otros tipos de aerófonos globulares (OV) que tienen equivalentes en piezas antiguas. Los indígenas centroamericanos, mayormente aztecas y mayas , aunque también pueblos más pequeños como los llamados Chiriqui , siguieron utilizando dichos instrumentos musicales y ceremonias durante la conquista y colonia de México , si bien con algunas modificaciones impuestas por las autoridades españolas. Estos cambios pudieron ser estructurales (como el cambio de instrumentos confeccionados en cerámica por los de caña, el incremento en el número de agujeros en las flautas ) o contextuales (instrumentos que eran utilizados para rituales de sacrificio y se incorporan a ceremonias con significado cristiano).
La influencia maya y azteca llegó hasta Costa Rica por la parte sur e incluso Panamá , y las influencias Chibcha y otras provenientes de Sudamérica se encuentran en los pueblos antiguos de Panamá y el norte de Costa Rica . La influencia de los pueblos del norte incorpora las ocarinas (OV) y los silbatos (OV) de cerámica con formas realistas de animales, aves, peces, humanos y reptiles o en versiones altamente estilizadas de ambos que se continúan utilizando a lo largo de todo el desarrollo de la cultura maya . En su mayoría estos instrumentos son pequeños, de cerámica, algunos de soplado lateral pero la mayoría con bocas rectas. Es posible que estos instrumentos fueran figuritas musicales o pequeñas esfinges consideradas como instrumentos poderosos para usos sobrenaturales.
Las crónicas españolas del siglo XVI señalan que, además de sus usos rituales, las madres utilizaban sonajeros (OV) para los bebés; los hombres tocaban las flautas por la mañana mientras las mujeres preparaban el desayuno y la gente se bañaba, las flautas de pan acompañaban las danzas y las trompetas de concha se tocaban para señalar la guerra o las expediciones de caza o pesca. Posteriormente, durante el período colonial , los escritores religiosos escribieron varias fuentes sobre la música amerindia debido a que creían que el conocimiento de la música nativa les ayudaría a los misioneros a convertir a los indios al cristianismo. Incluso en la actualidad, las artesanías en cerámica realizadas en Guatemala están impregnadas de este sentido religioso, como las campanas (OV) con modelados.
En toda la zona norte andina y del litoral caribeño de la actual Colombia se han excavado cientos de sitios arqueológicos prehistóricos. Esta zona fue identificada como la tierra mítica de El Dorado y los conquistadores hicieron grandes esfuerzos por localizar las fuentes y depósitos del precioso metal. En consecuencia, trastornaron rápidamente muchas culturas indígenas. Musicalmente, las culturas Taioma y Sinú son las más importantes de la zona que actualmente ocupa Colombia , debido a la gran cantidad de flautas globulares y tubulares excavadas. Sin embargo, en Colombia sólo unos pocos artefactos se han podido documentar contextualmente .
Los sinú vivían en grandes ciudades con elaborados centros ceremoniales, situados en las tierras bajas del noroeste colombiano, a lo largo del río Sinú. La mayoría de sus instrumentos musicales son flautas tubulares alargadas hechas de arcilla cocida. Más que tubulares, parecen dos conos unidos a lo largo por su porción más ancha. Cada instrumento tiene cuatro agujeros y la forma de un pez, o el modelado de un reptil de largo hocico en el cono proximal . El uso de este instrumento, o los motivos de su decoración son totalmente desconocidos ya que no contamos con ningún descendiente de los Sinú . Es posible, basándonos en las actitudes culturales actuales e históricas hacia los peces y reptiles, que el instrumento tenga un poder mágico, posiblemente un amuleto de protección contra los poderes sobrenaturales, como sucede entre algunos pueblos de Ecuador .
Se sabe un poco más sobre los Tairona , que vivían en aldeas en el piedemonte costero de la Sierra Nevada de Santa Marta. La mayoría de los instrumentos musicales tairona son, una vez más, flautas globulares con forma de animales, peces, reptiles o humanos o flautas tubulares antropomorfas . La mayoría de los aerófonos antiguos fueron encontrados en casas o tumbas, no en centros ceremoniales, lo que sugiere un uso doméstico y personal más que ceremonial.
La región andina de Colombia es más conocida arqueológicamente por el oro y la estatuaria que por los instrumentos musicales. Poco se sabe de los extintos instrumentos musicales de esta región, salvo que fueron básicamente flautas globulares con escasa decoración. En Nariño y en las antiguas culturas al norte del Ecuador existieron grandes cantidades de artefactos decorativos en forma de conchas de caracol, que posiblemente hayan sido flautas globulares sin conductos, que no están representadas en esta colección. Sin embargo, sí se puede ver otro de los instrumentos característicos de la zona, esta vez de los Tumaco-Tolita , consistente en una flauta globular u ocarina (OV) de cerámica con un bello modelado ornitomorfo
Más al sur, en la zona central del actual Ecuador , en las tierras bajas de la costa se han hallado numerosos artefactos musicales de arcilla. La mayoría son flautas globulares sin conductos internos, modeladas en forma de animales o aves. Tanto en la cultura conocida como Bahía o Valdivia como en la Tiaone se encontraron elaboradas flautas globulares antropomorfas con dos cámaras y cuatro agujeros para producir sonidos. Estos instrumentos, capaces de producir múltiples tonos , tienen un elaborado diseño exterior e interior. La decoración también puede ser en forma de animales, destacándose los modelados de aves, felinos y peces en los silbatos globulares (OV) de los Tiaone .
Son pocos los idiófonos que se conservan de períodos tempranos, como algunas ocarinas (OV) confeccionadas en cerámica por los atacames . En momentos posteriores, con el desarrollo de la metalurgia, se comenzaron a fabricar campanillas y cascabeles (OV) . Por su tamaño, pudieron haber sido utilizados en pulseras y collares, aunque también es posible que se los cosiera a la ropa o se utilizaran sin adosar para acompañar cantos y danzas.
En la actualidad, la variedad de idiófonos de pueblos etnográficos y de las poblaciones afroamericanas de lo que hoy es Ecuador es mayor que la de aerófonos o membranófonos . Los idiófonos de percusión incluyen las marimbas (OV) , sus baquetas baquetas (OV) , similares a las baquetas (OV) de los actuales Witoto colombianos, y otros instrumentos de estructura más simple como los tambores (OV) , tanto bimembranófonos como unimembranófonos , usados fundamentalmente por los cayapa y los afroecuatorianos en la Provincia de Esmeraldas .
La marimba (OV) , un xilófono diatónico de madera, fue incorporada en los siglos XVI y XVII. En su versión más antigua se llevaba colgando del cuello del músico, pero en la actualidad suele llevar patas y su aceptación en las naciones americanas ha sido tan grande que participa en gran parte del repertorio musical tradicional de Guatemala , Nicaragua y Ecuador . Por lo general, tienen de 19 a 26 teclas (las que se conservan en la UCM tienen 14 y 15) que se afinan con bolas de cera y a veces trozos de plomo que se colocan en la parte posterior. Para ejecutarlas, se golpean con baquetas (OV) de madera y brea, de las que hay una gran variedad ya que cada percusionista utiliza entre dos y cuatro, y en el caso de los instrumentos dobles, participan dos o tres músicos.
Si bien no podemos negar la existencia en tiempos precolombinos de sonajeros e instrumentos similares, el registro de los mismos en el área se remonta recién a los comienzos del siglo XIX, con la presencia africana en Ecuador . Los idiófonos que se incorporan son los sonajeros de frutos, cencerros , sonajas (OV) de calabaza, sonajas tubulares o guasas (OV) y maracas (OV) . También se usan cascabeles o pulseras-sonajas para las danzas, como en la Amazonía .
Estos instrumentos a menudo se combinan en conjuntos musicales , a los que se les agregan flautas al estilo Andino, con 3 agujeros, o pífanos , de 6 agujeros, y tamboriles de tamaño variado.
La mayor parte de la música de esta región está asociada con rituales religiosos, ritos de paso, visitas entre comunidades, rituales del ciclo anual o de cura. Excepto por algunas canciones de cuna y otras canciones individuales, la gente no utiliza la música como mero entretenimiento. Esta tendencia implica que los contextos para las actuaciones musicales están cuidadosamente definidos.
En la selva tropical están ampliamente difundidos los idiófonos (en particular, las sonajas en sus múltiples formas) y los aerófonos (representados por una gran variedad de flautas , trompetas , flautas de pan , flautas tocadas con la nariz, ocarinas , etc.). Los membranófonos , en su mayoría bimembranófonos , han jugado sólo un papel menor en la vida musical de la región y los cordófonos son raros, en su mayoría aportados por los distintos grupos de inmigrantes.
Las distintas culturas etnográficas de la Amazonía , como los Tukuna y Jívaros , usan fundamentalmente maracas (OV) para acompañar las canciones. Las crónicas tempranas describen también varios instrumentos musicales, algunos de ellos ya casi desaparecidos o con un importante cambio en su valor simbólico. Estos instrumentos incluían los sonajeros pequeños de calabaza utilizados durante el festival de la cosecha; los sonajeros de calabaza con dos manijas usados por los shamanes para curar enfermedades; los bastones con sonajas (OV) de semillas, las pulseras o collares con cascabeles (OV) de conchas de caracol o de semillas atados a las piernas, brazos y cintura; pequeños instrumentos de metal del tipo de las castañuelas sostenidos entre los dedos del bailarín, flautas de bambú y de hueso, y trompetas de concha. En el pasado, antes de la influencia de los misioneros, la mayoría de estos instrumentos se utilizaban para acompañar las canciones rituales. Las sonajas con contenidos internos y las sonajas-tobilleras son importantes instrumentos de rituales colectivos; sin embargo, la maraca es el más poderoso, es el instrumento sagrado del shaman , que lo utiliza para las curaciones o para acarrear enfermedades llegando incluso a la muerte.
Sus aerófonos a menudo son silbatos tocados para acompañar las canciones más que como instrumentos musicales por derecho propio. Si bien su uso no es tan frecuente, es posible encontrar entre las poblaciones etnográficas una interesante variedad de flautas (OV) , que incluye las cilíndricas de cuatro agujeros, flautas traverseras (OV) , flautas de pan y quenas (OV) de distintos tamaños y asociados con distintos animales. Las flautas de pan tienen un número variante de tubos, según la edad del ejecutante. Tocadas en pares denominados femenino y masculino, establecen la fertilidad de animales y humanos, una costumbre que también se encuentra en la zona centroandina . Las flautas laterales pueden ser tocadas con los labios en Brasil , o nasalmente hacia el norte. Hechas de bambú, tienen números diversos de agujeros para producir sonidos y uno largo para la boca. Algunas están divididas en dos partes y a menudo están asociadas a sonidos y nombres de aves. Por lo general, estos instrumentos están asociados a un ritual, un momento del día, un grupo de edad o un animal particular.
Los membranófonos son realmente escasos. Por un lado, están los tambores (OV) construidos con una sección cilíndrica de un tronco vaciado cubierto por ambos lados con una piel de jaguar, mono, ciervo o pecarí que se tocan con una baqueta (OV) de madera. Las pieles se doblan sobre un bastidor grueso y se atan con pequeños tientos. A menudo, están acompañados por flautas de bambú y cantos.
Otro tipo de instrumento de percusión son los tambores de caparazón de tortuga (OV) o kuswa taya , que produce dos tonos al ser golpeado en los extremos libres de la cara ventral con un cuerno de ciervo, un palo de madera o un largo clavo de hierro. Anteriormente se lo utilizaba para los funerales pero ahora se ha incorporado a otros contextos rituales.
Posiblemente el área más rica de América en cuanto a instrumentos musicales antiguos sea la costa peruana , desde Lambayeque hasta Nasca . Sin embargo, uno de los instrumentos musicales más antiguos de Perú se encuentra en Kotosh , en los Andes . Allí lo que parece ser una flauta de hueso (con un agujero exactamente en el centro de su longitud) se descubrió en el Templo de las Manos Cruzadas , con una antigüedad de aproximadamente 4500 años. En la costa de Perú , algunos artefactos son, sin duda, flautas tubulares debido a que presentan agujeros y boquillas.
Las flautas de cerámica de la cultura Nasca en la costa meridional de Perú fueron bien estudiadas y sus mediciones han echado por tierra el mito popular de que la música andina tenía raíces pentatónicas . También cuestionaron otro mito: que las flautas de pan de Nasca se tocaban de a pares, usando partes entrecruzadas como ocurre en la actualidad en el área meridional de los Andes peruanos. Ahora se cree que dichas flautas se tocaban agrupadas, debido a que varios instrumentos con tonos casi idénticos se han encontrado en distintos sitios arqueológicos.
Numerosos membranófonos de cerámica, algunos con la piel intacta, fueron descubiertos en sitios Moche , Nasca y Paracas . Los de estas últimas civilizaciones son los más grandes y ornamentados. Algunos, de hasta dos metros de altura, están abundantemente pintados con deidades felínicas y de serpientes.
En algunas regiones de los Andes , como el valle de Mantaro en Perú , numerosos aerófonos verticales fueron reemplazados en la actualidad por oboes (OV) , clarinetes y saxofones europeos. Sin embargo, los ejemplares antiguos y el uso actual (incluyendo sus sustitutos) sugiere una amplia distribución de estos aerófonos donde sea que los nativos americanos y sus descendientes vivan en la actualidad. La distribución es, de hecho, tan marcada que tanto América central como el occidente sudamericano pueden considerarse culturas de los aerófonos laterales o flautas .
En la mayor parte de los Andes centrales , el área una vez dominada por el Inka , existe una preferencia por los sonidos agudos, como el sonido de silbato de las flautas . Esta estética, favorecida por los quechua y los aymara , también se encuentra en el charango , un pequeño cordófono similar a la guitarra que se utiliza para acompañamiento y en su manera de cantar, a menudo con cantantes femeninas.
Los conjuntos de flautas de pan o siku requieren la combinación de dos personas tocando sendos instrumentos, llamados ira y arca , que representan respectivamente la mitad masculina (el líder) y la femenina (el seguidor). Este dualismo musical y físico es una metáfora de la sociedad andina, en la cual dos mitades, los líderes de cada comunidad, son estructuralmente necesarios para completar el todo. Sin embargo, en los Andes , la ejecución instrumental es exclusivamente masculina, a excepción de un pequeño tambor , las maracas y las campanas .
Los idiófonos y membranófonos son parte de numerosas tradiciones andinas que involucran conjuntos musicales , danza y canto. En la música nativa andina, los idiófonos primarios son sonajas-collares o individuales hechos de pezuñas de animal o metal con tiras de tela, cuero, soga o cinta. La mayoría de los conjuntos de incluyen el acompañamiento de algún membranófono , pero en escasas ocasiones se utiliza el tambor (OV) .
Las flautas de pan o quenas (OV) , flautas (OV) simples, trompetas , silbatos y ocarinas fueron los principales instrumentos musicales de viento en momentos prehispánicos y siguen siéndolo entre los descendientes de grupos quechua y aymara . Las flautas de pan , conocidas con el término genérico de quena y varios nombres locales correspondientes a en ocasiones a danzas, se ha convertido en el principal instrumento musical en los grupos urbanos de revitalización del folklore ; a veces se lo combina con arpas , violines , y otros instrumentos en bandas que tocan típicamente en las fiestas mestizas. Al este y al sur del lago Titicaca se utilizan quenas más largas en conjuntos comunales, a menudo acompañadas de tambores , en especial para ocasiones rituales y festivas, como los festivales de la estación seca, los agrícolas y el carnaval.
Las flautas de pan , ya sean en solitario o agrupadas como , se utilizan desde el norte de Ecuador hasta el norte de Chile con tradiciones regionales. Pueden tocarse solas o junto con otros tipos de instrumentos. La palabra , de origen precolombino , parece haberse referido genéricamente a las flautas rectas. Debido a que no hay evidencia de flautas traveseras (OV) prehispánicas en los Andes , podemos asumir que el término se refería la flauta recta, la cual, con 4 ó 5 agujeros para obtener los sonidos y uno para el pulgar, aún se utiliza en centro de Perú .
Al sur y al este del lago Titicaca , el charango (OV) es el principal instrumento de cuerda de los campesinos indígenas. Su área de difusión se extiende desde el Cuzco al Norte de Argentina , aunque los grupos folkloristas actuales lo han extendido aún más. Originario de los Andes centrales a comienzos del siglo XVIII, no se popularizaron antes de la década de 1930. Lo suelen tocar los hombres jóvenes de ancestría quechua y aymara como parte de la ceremonia de cortejo. Por ello, en ocasiones, el cuerpo está tallado o contiene el dibujo de una sirena para otorgarle poderes mágicos. En la actualidad, también se lo usa para ceremonias agrícolas dentro de las ofrendas a la .
Los instrumentos musicales son un ejemplo de que los productos de la actividad humana no funcionan por sí mismos, sino que son embebidos en una conducta cultural. Es importante entender no sólo dónde se encontraron los instrumentos musicales y por qué ciertas culturas tienen determinados instrumentos, sino también lo que ellos significan física y sonoramente y qué papeles juegan. También los géneros musicales tienen contextos típicos, entremezclados en la estructura social y la conducta humana.
La gente hace música al tocar instrumentos, cantar o ambos, a menudo al mismo tiempo. Los instrumentos musicales nos dicen mucho sobre la cultura, no tanto por ellos mismos sino como poseedores de significados. Los instrumentos musicales son artefactos y etnofactos porque son creados por los humanos y los últimos porque tienen significado, a menudo simbólico. Así, un recorrido por los instrumentos musicales de algunas de las distintas culturas nativas americanas no sólo relata nombres y clasificaciones, sino que también narra historias de costumbres y descubrimientos. Esperamos que este sea sólo una pequeña hilacha conductora que tiente a incorporar nuevas hebras al entramado social de las culturas americanas presentes y pasadas.