"Un día una chiquilla lavaba mote en el río, llegó un viejo y se la robó; se la llevó para sus tierras. Se casó el viejo con la chiquilla. Dicen que le dijo: "Me voy para la Argentina, cuando vuelva yo, me tienes que tener toda esta lana hilada."
Se fue el hombre y la niña quedó llorando çcuándo sabía hilar! llorando allegadita al fogón y en eso el choñowe kuzé, el fuego vieja, le habló "No tienes para qué afligirte tanto yo voy a llamar a lalén kuzé para que te ayude" Al ratito apareció, bajando por el fogón la Araña Vieja y le dijo a la chiquilla "tienes que hacerlo como yo, mírame y aprenderás a hilar"
Así que pasaron los días, cuando llegó el hombre, las lanas estaban hiladas. Lalén Kuzé todas las noches fue a ayudar a la niña y juntas terminaron el trabajo."
(Wilson, 2002)
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