ÁREAS DE FABRICACIÓN

Puebla (San Pablito)

San Pablito es una comunidad Ñañhu (u Otomí) en lo más hondo de la Sierra Norte de el Estado de Puebla en Méjico. Esta ciudad es conocida por la producción del papel Amate, un papel hecho a mano con corteza de árbol, que fue usado por los antiguos mexicas (aztecas) para registrar en Códices, los eventos mayores de su historia, cultura y ciencia. Prácticamente son las únicas personas en México que todavía realizan papel Amate y probablemente continuarán haciéndolo, ya que sus ofrendas y ceremonias para sanar requieren pequeñas figuras de papel que representan diferentes espíritus.

El Centro Cultural Ñañhu Mbithe se formó para promover y conservar la cultura de esta comunidad Otomí, además de ofrecer instrucción en otras técnicas, apoyar el desarrollo comunitario y funcionar como un lugar donde vender las artesanías.

Son las mujeres las que dan la forma, dimensiones y grosor a las láminas de papel; el color procede del tipo de árbol usado para su elaboración. Los hombres de la comunidad durante el proceso participan de manera limitada: ellos son los encargados de conseguir la materia prima, es decir, la corteza de los amates. Y debido a la deforestación, cada vez tiene que ir más lejos. El desaparecido doctor Nicolás León consignó que la recolección se hacía en otoño. "Es todo un rito. Tradicionalmente se tenía que buscar antes de las lluvias y con luna llena porque es más fácil desprenderla del árbol".

Lo cierto es que el árbol de amate tenía que tener un mínimo de 25 años ya que era entonces cuando la corteza se desprendía prácticamente sola, pero si esto no se daba el árbol sin corteza se secaba y moría. Actualmente se usa la especie d jonote colorado, que se da en cualquier época del año y no hay que esperar a que madure.

Este papel es cocido y puesto en remojo durante la noche hasta que las fibras estén lo suficientemente blando para extraer las fibras. Esto es golpeado con una piedra rectangular con los surcos de los dedos hasta la pulpa es diseminado en la forma. Otras artesanías en que especializa esta comunidad son la chaquira, el bordado y los trabajos en madera.


Breves referencias históricas.

Se sabe que en la época prehispánica el papel se utilizó para hacer libros-códices y hasta para adornar a dioses, templos, palacios, casas y también como ornamento personal. Entre los mexica fue muy importante. En el Códice Mendocino se señala que recibían un tributo de 24 mil "resmas" de papel, esto es 480 mil hojas tamaño doble folio.

En las crónicas de Bernardino de Sahagún se narra un pasaje de la leyenda del Quinto Sol, en la que se hace referencia al papel amate: "Se trata de una ceremonia realizada en Teotihuacán, donde se reunieron los dioses para sacrificar a dos de ellos: Manahuatzin buboso, y Tepuzitécatl, que era rico; se cuenta que al rico le entregaron suntuosos aderezos compuestos por un plumaje y un lienzo. En cambio, a Manahuatzin le adornaron la cabeza y le pusieron una estola, todo hecho con papel llamado amatzotli".
Bernal Díaz del Castillo también lo mencionó: "Se quedó maravillado con este papel. Describe el mercado de Tlatelolco al que llegaba mucha gente de distintos lugares; era famosísimo, el principal de la época. Él comenta el orden que había para colocar y vender los productos, entre esos vio al amate".
El imperio Azteca fue decadente y efímero, pues transgredieron las milenarias normas filosóficas y religiosas de Quetzalcóatl para imponer una ideología materialista místico guerrera. Tenochtitlán se fundo apenas en 1325 y fue destruida por Hernán Cortés en 1521, tan sólo 196 años de existencia. Tlacaelel, el ideólogo de los Aztecas mandó destruir todos los códices antiguos, herencia del período Clásico y del esplendor de los hombres de conocimiento llamados Toltecas (200 a.C a 850 d.C) ordenando rehacer la historia, en donde ellos aparecerían como el pueblo elegido.


Por esto, los pocos códices que sobrevivieron a la siguiente barbarie, o sea, la de los invasores españoles, no tenían el conocimiento milenario de aquellos hombres que un día aprendieron a convertirse en dioses allá en Teotihuacán, Chichen Itza o Monte Alban.


Según dice la memoria, que Tlacaelel ordenó guardar los códices más importantes en cuevas secretas y muchos de estos "libros de conocimientos" están esperando el momento luminoso de su aparición entre los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos.

 

Un proceso ancestral

A San Pablito, como ya se ha dicho antes, se le reconoce como el pueblo que conserva el proceso ancestral de producción el papel amate. De esta forma, la corteza debe estar bien seca. Entonces se pone a cocer en un perol grande con agua, mucha cal y un poco de ceniza. Hay que estar moviendo durante cuatro o cinco horas hasta que esté reblandecida.

Una vez que la corteza está suave, se enjuaga y se pone a escurrir. Ya sin el exceso de agua, las mujeres seleccionan la tabla —de acuerdo al tamaño que desean el papel—, en la que lo han de elaborar. Van colocando sobre ella la fibra en tiras para formar una cuadrícula.

Con una piedra, que ellos llaman muinto o aplanador, golpean la fibra hasta que se integre perfectamente en la superficie. Al final se le arreglan las orillas para que queden alineadas y ponen las tablas al sol: "Ya secas las láminas se desprenden y ¡ya está hecho el papel!" Cuando está cocida y escurrida la fibra, el proceso, dice la historiadora, se lleva poco tiempo. Lo indispensable es contar con un día soleado para que el secado sea rápido.
Se producen, dice Mata Macedo, hojas de diferentes dimensiones desde 75 por 50 centímetros, que es el más común, hasta de dos por un metro. "Es un papel muy hermoso y hay de diferentes colores: bayo, café, verde, blanco y un púrpura bellísimo que casi no se encuentra porque es de exportación. Había distintos tipos de amates que proporcionaban el color en forma natural, nunca se utilizaban tintes".

En la actualidad, sin embargo, ya no es tan fácil conseguir esa variedad en los árboles por lo que están utilizando algunos colorantes y clarasol para el papel blanco.


El papel en el rito

Parece ser que el origen del papel en México data de hace más de 2 mil años: "Y San Pablito conserva todavía esa tradición ancestral, por ello se merece el reconocimiento que le ha dado la historia al situarlo como el Santuario del Amate".

En ese sitio poblano persisten, como ya habíamos citado, rituales en los que el papel es un elemento fundamental. Entre ellas está la ceremonia de bautizo de las semillas: “con el papel recortan figuras que simbolizan simientes y las llevan en procesión a la Cueva de Tutotepec. La gente se queda afuera danzando y el brujo entra con los recortes a realizar un ritual”.

“Al terminar llevan las figuras a San Pablito, cuidando que no les dé el aire. Les dan de beber un atole y se van con ellas a una laguna. Ahí las bautizan y posteriormente colocan en un papel amate muy grande chocolate, piloncillo, huevos y pollos —que son para purificar—; hacen un molote y lo ofrendan a la laguna”.
Una vez terminada la ceremonia el pueblo regresa a San Pablito cantando y danzando y entregan las figuras a la presidencia mayor para su resguardo. Es una ceremonia de carácter agrícola.