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CAPITULO IV: CONCLUSIÓN |
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Tras nuestro estudio hemos encontrado diferencias evidentes en los estilos cerámicos de "Gran Coclé" que responden a tres circunstancias concretas, por un lado al dominio progresivo de la técnica y el diseño, por otro a cambios de carácter sociocultural, y por último, a influencias de otras áreas culturales adyacentes o distantes. El resultado es un esquema evolutivo en el cual hemos identificado tres etapas del desarrollo de los estilos cerámicos de "Gran Coclé". En la primera etapa (250-700 d.C) de igualitarismo socio-político, encontramos composiciones con figuras humanas formando escenas, algunas de las cuales son representaciones de tareas comunales (agrícolas, fabricación de chicha...), en la que los diseños son sencillos, el trazado simplista, lineal y la composición a base de motivos zoomorfos y antropomorfos muy esquematizados, que nos remiten a una sociedad que inicia su andadura hacia la búsqueda del dominio de la técnica, y control de los trazados. Con el paso del tiempo y tras la experiencia inicial se detecta un mayor cuidado y acierto en la selección de arcillas y/o desgrasantes, una mejor cocción de las vasijas, etc... El dominio en el diseño, evidente desde la cerámica estilo Tonosí (250-550 d.C.), se reconoce por una mayor pericia a la hora de abordar el trazado de líneas, en la distribución de los campos figurativos, proporción de las figuras, etc... |
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La segunda etapa (700-1100 d.C) se corresponde con el desarrollo inicial de un nuevo sistema de organización socio-político, el cacicazgo, en la cual los diseños son más elaborados, los espacios figurativos se rellenan sin dejar apenas espacios vacíos y las figuras, tanto animales como la figura humana proliferan y se engalanan en muchos casos con atributos que les brindan cierta agresividad. En este estilo las plumas, garras y dientes de algunos animales se alargan y las figuras se complican, apareciendo los "híbridos" formados por atributos de varios animales en una misma composición, o las "máscaras", representaciones antropomorfas que parecen esconderse detrás de exuberantes tocados. Estas máscaras son probablemente reproducciones de danzas o trances chamánicos, ceremonias en las cuales el personaje se cubre con plumas, cornamentas de venado, etc..., hasta tal punto que es prácticamente imposible identificarlo como humano a no ser por su condición bípeda. En definitiva existe una intención clara de búsqueda de un impacto visual, probablemente con objetivos propagandísticos en una época de lucha entre caciques por ganar territorios u obtener influencia sobre áreas o rutas comerciales. En esta etapa pueden detectarse a nivel estilístico influencias de áreas lejanas. En algunos casos resulta complicado detectar influencias a nivel temático, siendo muy difícil y arriesgado definir si se trata de una aportación foránea o una invención espontánea, a no ser por el hecho de que no existan precedentes en el panteón iconográfico de la región objeto de estudio, o que el uso repentino de un tema determinado coincida con el empleo de este elemento en zonas vecinas. Si los parecidos son a nivel estilístico, se podría hablar de modas o de traslados de artesanos de unas regiones a otras, artesanos que no reproducen temas de su cultura, sino que tan solo prestan un servicio como técnicos, realizando su trabajo "a la manera" o siguiendo el estilo de su lugar de origen. En este caso las influencias a nivel estilístico son quizás menos significativas, dado que no implican una transformación a nivel ideológico del grupo de adopción. No detectamos influencias a nivel temático de otras áreas fuera de "Gran Coclé" dado que todos los elementos figurativos se desarrollan a partir de un precedente dentro de la tradición iconográfica de la región, pero sí hemos encontrado algunas similitudes en las formas de ciertas vasijas de estilo Conte, en concreto aquellas que presentan asa-estribo, sin precedentes en los estilos cerámicos de Gran Coclé anteriores a Conte, y que, aunque a nivel temático son típicamente coclesanas, presentan en forma similitudes evidentes a las vasijas-estribo Chimú. |
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Por último, la tercera etapa (1100-1550 d.C) se corresponde con el Cacicazgo Pleno, en el cual podemos encontrar los mismos temas que en las etapas anteriores, como los cocodrilos y la figura humana, pero de manera esquematizada, dentro de un período de creación de símbolos , que coincide con una tendencia hacia la geometricidad de los diseños cuyo precedente, desde el estilo Tonosí (250-550 d.C), es el gusto de adaptar las figuras dentro de campos geométricos. Aunque pudiéramos pensar que las formas esquemáticas de éstos forman parte de una galería de elementos figurativos que hayan perdido su significado pasando a ser simples elementos decorativos, en nuestra opinión , el abandono de un estilo naturalista, supone en este caso un cambio a nivel ideográfico que implica una nueva realidad sociocultural, en una sociedad madura que conoce a la perfección el significado y manejo de estos símbolos. El hecho de que los diseños figurativos de la cerámica El Hatillo no sean naturalistas, indica un grado más de complejidad social, dentro de una tendencia de estabilidad y madurez cultural. |
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Hemos optado por ser prudentes en nuestras conclusiones, dado que creemos que los datos con los que contamos son escasos aunque suficientes para plantear nuestras hipótesis sobre la correspondencia de la evolución de los diseños figurativos con el desarrollo sociocultural del área en cuestión. Esperamos que en un futuro, tras la realización de nuevas excavaciones arqueológicas, el análisis cerámico sirva para arrojar más luz sobre las costumbres, organización social, religión, etc?. de los habitantes de ?Gran Coclé?. |
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